El bosque pintado de Bizkaia es un sitio magnífico, inolvidable en una solo reguardo, escenario de sueños probablemente también inolvidables, hipnotizante.... Me siento en el suelo.
Cierro los ojos, estoy en Sierra Morena, las pinturas de los árboles se han convertido en mil versos dirigidos a mi soberana señora. Yo hago penitencia. Porque? Porque soy un caballero y todos los caballeros lo hacen alguna vez, piensan en su amada, se encomiendan a Dios y rezan. Los árboles, los arroyos y los animales son ahora mi única compañía. Estoy solo.
Tengo hambre y me estoy desfigurando, dentro de poco nadie me conocerá pero mis versos quedaran para siempre o si no hasta que se borren y para que pase esto pasaran años, muchos años.
Mi Dulcinea será invencible; esto es lo que quiero.
¿Como puede una señora con un solo movimiento aletear frenéticamente mi pequeño corazón de esta forma? Pensar en ella, soñar con ella, llorar por ella, escribir sobre ella...
¿Cuándo volverá Sancho? ¿Hace mucho tiempo que se marchó? No me acuerdo. Los días pasan uno detrás de otro y la luna ilumina mi camino. No me muevo. Siempre estoy sentado, con los ojos cerrados, la cabeza altiva, la espalda recta; grito desmesuradamente.
1 comentario:
Una entrada brillante, personal y creativa. Leer este blog siempre s una delicia. Excelente e imaginativa la asociación entre bosques...
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