
Se colocaban en el interior del recipiente bien doblados en zigzag, en una cantidad determinada de metros (varas se decía) y allí se remojaban durante todo el tiempo que duraba el golpeteo o abatanado.
A lo largo de la operación se hacían algunas paradas para cambiar de posición los paños y para que el desarrollo resultase uniforme. Los canales de agua hacían mover los mazos.
Se empiezan a utilizar a España a partir de la Edad Media.
Los batanes son los protagonistas de la espeluznante y a la vez ridícula aventura nocturna de Sancho y Quijote que acaba con la promesa de no contar a nadie el caballeroso fracaso de querer vencer al mal confundiendo el ruido de los batanes abandonados con las fuerzas del diablo.
1 comentario:
viendo el dibujo, uno entiende mucho mejor el episodio...
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